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El verano suena a desconexión, descanso y, reconexión con tu pareja... pero para muchas relaciones, las vacaciones se convierten en una bomba de relojería.
¿Y por qué ocurre esto?
Porque de un día para otro, pasáis de veros solo unas horas al día a estar juntos 24/7.
Sin rutinas, sin horarios, sin tener tus momentos...
Y, lo que antes pasabas por alto, ahora te molesta. Lo que antes aguantabas, ahora ya no puedes más y explotas.
Te comparto 10 claves para disfrutar de verdad de tus vacaciones en pareja, sin que se conviertan en un campo de batalla emocional.
Esperar que las vacaciones lo resuelvan todo es la receta perfecta para la frustración.
Planificad con realismo: tiempos de descanso, presupuesto, logística, preferencias...
Hablad antes. No lo dejéis todo a la improvisación.
Estar de vacaciones no significa estar pegados todo el tiempo. Tener momentos individuales -leer, caminar, meditar, estar a solas- es sano y necesario.
Amar no es invadir, es permitir respirar.
¿Para ti descansar es dormir? ¿Y para tu pareja es hacer mil planes? Si no habláis de esto antes, llegarán los conflictos.
Poned sobre la mesa:
Las vacaciones no son para que uno se encargue de todo y el otro se relaje. Repartid tareas logísticas y familiares si hay hijos.
El desequilibrio genera resentimiento y eso trae problemas.
No todo va a salir perfecto. Puede que llueva, que haya cambios, que surjan imprevistos...
Lo importante no es lo que pasa, sino cómo os tratáis cuando pasa.
Las vacaciones amplifican lo no resuelto. Lo que veníais postergando aparecerá. No lo ignoréis, pero tampoco hagáis de cada conversación una batalla.
Elegid cuándo hablar, y desde qué lugar.
Haced espacio para compartir desde el disfrute, no solo desde la organización. Pasead, bailad, hablad sin prisa. Tocad. Mirad. Escuchad.
Las vacaciones también pueden ser un regreso a la pareja.
En vacaciones ocurre que muchas diferencias de carácter se acentúan. En lugar de intentar cambiar al otro, aceptad vuestras formas distintas de descansar, de expresaros, de estar.
La pareja no es fusión, es respeto entre dos mundos.
Ver parejas 'felices' en Instagram, por ejemplo, mientras vosotros estáis en pleno conflicto por dónde cenar... es una trampa.
Lo real no es perfecto.
Y lo perfecto no siempre es real.
Si algo molesta, es importante decirlo. No desde el juicio ni la queja. Hablad desde el amor, desde el deseo de conexión, desde la responsabilidad emocional.
Las vacaciones no son sinónimo de ignorar los conflictos y hacer como que todo va bien, pero tampoco de dramatizarlo todo.
No lo tomes como un fracaso. Tómalo como una señal. Una oportunidad de mirar con más honestidad lo que necesita vuestra relación. Y si hace falta, buscar ayuda. Si es así tu caso, contacta conmigo y lo vemos.
A veces, lo que se rompe en vacaciones... es lo que ya estaba al límite.
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Lina Tur
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